Esconde tu sombra
en mitad de la linde,
situada al lado del lago
más místico,
más profundo,
más salado.
Sólo las horas,
mientras caiga una lluvia
de rayos luminosos,
cambiarán tu estado.
Haciéndote una de sus manecillas
en la superficie del agua.
A medida que pasa el tiempo,
el Sol te mirará de otra manera.
No dudes.
Caerá rendido a tus pies.
Esconde tu sombra allí,
en la linde.
Al lado del lago
más místico,
más profundo,
más salado.
Imprégnate de esa lluvia
que te abraza
con tibieza.
Gema Albornoz
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