Allí donde dejé
tu primera sonrisa
y la primera vez
que te acercaste a mí,
rozándome levemente la cintura.
Allí donde dejé
abierta mi boca,
por cada carcajada
que se me escapaba.
Allí donde dejé,
colgado tras la puerta,
el adiós que no llegué a decirte
y que no quiero llegarte a dar.
Allí donde dejé
una bolsa llena de posibilidades,
incongruentes y surrealistas,
que sólo tendrán sentido contigo.
Gema Albornoz
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Basada en una obra en https://emocionesencadenadas.com/.
Emociones encadenadas 
Precioso, Gema. Hace tiempito que no te leía porque andaba para aquí y para allá desde San Juan a Tejas. Siempre lindo lo que escribes. Un gusto leerte.
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Es un placer que paséis por aquí siempre que podáis.
Aquí seguiremos.
Muchísimas gracias.
Un abrazo.
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A ti, querida.
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