Soltad el amarre de las persianas
al que tenéis atado el anochecer.
Dejad que se vaya otra luna
durante unas horas, mientras el grillo
ronda y el gallo canta. Abandonad todas
las causas perdidas, un minuto antes
de que exploten. Y corred, antes de que
todo se ilumine con una única vela. Porque
avanzará el sol y será él quien sople para
cumplir su deseo. Callad un momento. Reine
el silencio y cautive la noche a los ojos
ardientes en coplas de cruces de estrellas.
Callad y miradlas mientras brillan.