Para Antonio Roa

Recuerda, en tu despertar,
el canto de Apolo.

¡Cántalo para que el gozo descienda!

Coge la flecha dorada,
la única capaz de atravesar el aire
para dividirlo en dos mundos.

Prueba la firmeza del suelo
con uno de tus versos
—premoniciones paritarias—
y consigue rozar su temblor
con la delicadeza escondida
en tu abismo.

Reconforta a la tempestad.
Amánsala mostrándole tu adoración por ella.

Destila la sangre en tu sacrificio.
¡Muéstrala con espíritu sagrado!

Apartará la peste.

Flagelarás la plaga
para que cante, con jondura,
en su azote.

No te aflijas,
celebra tu oráculo al agua que fluye
y continúa su paso caudalosamente.

Adormecerán cansados,
mas tú no pierdas la motriz
del sueño.

Y en tu despertar,
levanta al sueño
contigo.

Gema Albornoz

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