El mosquito
Ya han pasado diez minutos y sigo contando el tiempo en el que has entrado en la habitación. Mis ojos dan las mismas vueltas que tú y no sé por qué estoy algo mareada. Quizás sea porque tú estás acostumbrado al vuelo rápido y supersónico y yo sólo a observar lentamente mi alrededor.
Debe estar conectado para enviar un comentario.