Adiós, lucerito mío,
te lo tendré que contar.
Y todo lo que te quiero
me lo vas a perdonar.
Tengo que confesarte
mi sed, afán por confesar.
Confieso que no confiero
solapadas confesiones,
como confiesa el secreto
que no se debe ocultar.
Ocultos tras el silencio
que encubre deseos
y tapa con celo
la reserva puridad.
Gracias. 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona
Bonito!!!
Me gustaLe gusta a 1 persona