
Detenme,
si crees,
ahora mismo,
en la urgencia de un error
sin solución.
Mira aquí,
estoy estirando
de uno de tus jirones.
Sobresalía menos.
Llamó más mi atención.
Parecía un pensamiento,
corto y flotante,
fluyendo en un río caudaloso
entre mis dedos y el aire.
Remojado en una frialdad agradable.
Haciéndola ondear.
Siendo mis dedos mástiles.
Aplicando la presión
—justa y necesaria—
para su relajación.
Como si fuese la nueva sacerdotisa
—y médica—
con la teoría de los cinco elementos
en mis yemas.
Detenme,
si no crees,
ahora mismo,
en la urgencia de un amor punzante
—medicina alternativa al vuelco de un corazón—
pulsátil en mi mano.
Gema Albornoz
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Basada en una obra en https://emocionesencadenadas.com/.
Excelente. Por algún razón, me alegró este poema.
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Muchas gracias, Gustavo.
Saludos.
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