
La botella se vacía
y se va llenando un vaso
sin fondo.
Filtra el agua
por un ínfimo agujero.
Torrente y raudal
del sufrimiento de algunas peñas
—mientras se frotan unas con otras.
Cuando cae la lluvia,
como ahora cae
—dentro de mí
sobre el rostro de mi propio padecimiento
más inquieto—
es un torrencial caudaloso.
Me adentro en él.
Me tumbo sobre él
disfrutando del flujo
—y su rumbo.
Alfonsina Storni
se internó lentamente,
primero.
Me llamaba:
«Mírame, aquí, pequeña, miserable».
Era un imán para las flores.
Todas caían rendidas ante ella.
Morían, sus pétalos, por un roce suyo.
«Dame tu sal, tu yodo, tu fiereza»,
decía caprichosa.
La botella se vació,
el vaso se llenó
y yo me bebí toda el agua.
Gema Albornoz
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Basada en una obra en https://emocionesencadenadas.com/.
Gran Alfonsina 🙂
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Brava y grande Alfonsina.
Un abrazo, Nona. 😊🎈🎈🎈🎈
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🙂
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