Con el paso de los años
fui pisando las mejores huellas.
Sobrepasé sitios que no pisé
a conciencia, al ir por líneas
tangentes sobre ellos.
Con el paso de los años
me he comprometido
con múltiples anillos
del iris de unos cuantos pares de ojos.
Siendo carcajada primeriza
al escaparme fugazmente,
cuando me acercaba con sangre fría
a mi propio sacrificio.
Sobrecogida por no soñar en vida
mientras vivía en sueño.
Con el paso de los años
he descubierto qué guardan
los ángeles bajo las alas
cuando nadie los mira
ni los llama a su cama.
Aunque ninguno custodie
los rostros al día siguiente
cuando el pelo alborotado
es la única señal de desajuste
con el exterior.
Y pasen meses.
Y pasen años.
Y sigas desconcertada
al verlos pasar.

Gema Albornoz

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