
El murmullo de unas voces
silentes por obligación.
En uno de esos lugares
donde podríamos pasar
cualquiera por ente inanimado.
Retumba en mis oídos.
Como cuando estás dentro del campanario
a la hora clave y tocas
la campana—ahora viva—
para sentir la perfecta vibración
recorriendo tu cuerpo.
Por segundos eres un muñeco sin tara alguna
al cobrar vida con ella.
Con esa enérgica vibración
de campana que anuncia tu tiempo.
Tiempo que se despierta
y calla al murmullo.
Gema Albornoz
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