
La encontré en solitario.
Seguía siendo indiferente.
Su luz se colaba por mi ventana
tiñendo las paredes de mi habitación.
Uní la línea de puntos
y me condujo,
sin amenazas,
a arrinconarme en ella.
Me cegó.
Marcar las teclas
sin pensar a dónde
se dirigían mis dedos.
Se conocían el camino.
No saltaban.
No eran tapadas
por mi mano izquierda,
que no quería saber
qué hacían.
Cuando te llegó
el primer aviso
te llegó el mapa
con la cruz
y mi «Estoy aquí»
marcado en rojo.
Sólo era cuestión de esperar.
Dejarlo pasar
o contestar.
Gema Albornoz
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Basada en una obra en https://emocionesencadenadas.com/.
Me encantó, precioso…saludos
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Con unas cuantas palabras me vas a alegrar el día.
Mil gracias. 😀
Saludos. ☺🎈🎈🎈🎈🎈
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