Despegar,
con dificultad,
los ojos.
No hay urgencia.
Parpadean luces
pero no suenan sirenas.
Ayer me encargué de vaciar
los vasos de agua
tintada, diluida y mezclada.
Parpadean luces
y se alternan guardias
un par de moscas volantes.
Marcando el vuelo en zigzag
hasta el siguiente cruce
que se dirige a uno
de los lados de mi cabeza.
Después al otro.
Pulsátil sigue caminando,
volviéndose sensible
a lo que ve y escucha.
Aumenta la dificultad.
Aprieto y abro los ojos.
Cierro la cortina.
¿Cuánto durará?
Alguna umbría más
con poca claridad.

Gema Albornoz

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