Hay días que no quiero encontrarme
con ninguna sorpresa inesperada a mi llegada.
No quisiera encontrarme
el cisne esperando
con sus alas extendidas,
en lo alto de mi cama.
Posando y rodeado
de pétalos recién cortados.
De rosas y violetas
que no quieren marchitarse.
Hay días que prefiero
que el tropiezo me lleve
donde me diga el viento.
Aunque de esos días
haya un par de ellos,
que no quiera escucharlo tampoco
y haga oídos sordos a lo que tenga que decirme.
Sobre todo cuando me habla de ti.
Hay días que no quiero encontrarme
ni si quiera contigo.

Gema Albornoz

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