Para Ana y Alicia; y para quienes dejen volar su imaginación así de alto, sin límite alguno. Una lluvia de cáscaras de girasol pilla a cualquiera desprevenido, a medio camino, sí, a un pasito de la habitación. No conté cuantos planetas se alinearon aquella noche bochornosa. Pasar y mirar, no de largo, ni de… Leer más La niña chispa
Quien sumerge la vida posada en tu pecho. Quien recibe al sol en un romance de tarde. Quien amenaza la paz lunar, sonámbula. Quien posee la libertad de naturaleza floreciente. Quien ignora el gesto de tu mano. Quien bebe la fragilidad, a cascadas. Quien electrifica el tiempo, a relámpagos. Quien detona el aire y esparce… Leer más ¿Quién es quien amaba, quién?
Vivo alentando una ilusión imaginaria —cada vez más hambrienta. La alimento cada día con un trozo de línea —educada para girar en torno a ti hasta cruzarla. La tempestad habitó en ella durante años ficticios. Aquí apenas fueron segundos. Todo tiempo difiere y tú hacías juegos de magia en él. Desaparecías monedas, multiplicándolas. Doblabas y… Leer más Saltaría
Sin adivinar el desastre del poema leído superficialmente en el que los ojos resbalan como gotas de lluvia, sin calar, sin traspasar más allá. Sin intuir las curvas de esas líneas de aire insuflado dando vida al espacio vacío ahora tan lleno de ti. Sin prestar atención puesto que es preferible concentrarse en no caer al… Leer más La siguiente línea
Buscando inspiración me fui dispersando en el día. De la misma forma que pierdes un rayo de sol mientras caminas. Quise enfocarme en gestionar mis rutinas. Pero el reflejo de mi taza de té me recordaba a ella. Cuando pude verla, la miré tiernamente. Estaba adormecida. Preferí dejarla descansar. Me pareció tan sensible el momento… Leer más Buscándote entre mis rutinas
«Voy a prenderte fuego en este infierno de llamas congeladas solo para ver, mi amor, quién de las dos se consume antes». «La soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida» Elvira Sastre Adoctriné a mi boca a comer y beber sin sal ni azúcar. Como Alejandra Pizarnik aún temo esos sorbos de café —matutinos—… Leer más Paladín
Una vuelta en la cama, mientras la voz de una vetusta diosa, me susurra su desvelo. Será una de mis líneas. Me contaron cómo se juntan estas para hacer un conjunto coherente, pero sigue sin tener sentido. Adormecida o no, dictaba una sentencia aún no escrita por mi pluma, aún no impresa en mi vida.… Leer más Una de mis líneas
«AQUÍ a los que no ven el mar se les reconoce porque siempre llevan una espiga clavada en el pecho» «Cuaderno de campo» María Sánchez Después de este tramo, cientos de alfileres martillean mi pecho. Se han hundido en mí —de cuatro en cuatro— y han girado —siguiendo al sol— hasta atornillarse bien; realizando una cuenta… Leer más Con una espiga y cientos de alfileres
Una paloma se impulsó desde mis manos para lanzarse en su primer vuelo. No volvió, ni me trajo nada. Ni siquiera una rama. En mi puerta siempre se posaba un cuervo negro como el carbón. Azabache cuando revoloteaba martilleando mi cabeza al ritmo de su batir de alas. Acunaba la crianza de cada añoranza enmarcada… Leer más Aquí estuvo, desde el principio
Con uno de tus soplidos prendiste una mecha de una cerilla lasa y con aspiraciones de ser agitación en las manos — y voz — adecuadas. Con uno de tus soplidos bajaste las nubes — amenazantes de mi cabeza y el día — llenando la habitación de asientos de algodón. Bajándome el cielo a tu… Leer más Uno de tus soplidos
Emociones encadenadas 
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