El Sagrado Día del Enlace

Cuentan las voces de los Dioses de la Montaña que cuando el Haz de Luz besó al Agua brotó Tallo a los pies del monte. Lo consideraron un regalo al valle. Tras el primer día de su nacimiento, celebraron ceremonias y ofrendas. Sin embargo, las hojas tenían otros planes. Querían que Tallo rindiese alabanza y adoración al Viento. Viento asistió, como invitado de honor a la reunión. Sopló con gallardía a Tallo, para mostrar su poder. En cambio, Tallo lamentaba las imprudencias de la ferocidad del invitado de honor. Mientras tanto, Monte permanecía tranquilo, observando todo.

Antes de llegar al final, Viento se colocó ante Tallo y durante la visita le hizo jurar que, a partir de aquel momento, Tallo germinaría con la promesa de consagrarse a su amor eternamente. Tallo agitado se negó y miró a Monte. Aseguró que las horas que admiraba el cielo no eran más que excusas para encontrarse con Monte, aunque fuese de reojo.

Viento se enfadó tanto que compuso un vendaval de tres años. Tallo se agarró tan fuertemente a Monte que sus raíces comenzaron a rodearlo en un abrazo. Aquel día se recordará en la historia de la Montaña como el Sagrado Día del Enlace. Monte y Tallo gobernaron durante siglos y pese a los actos de Viento, perdonaron con benevolencia el atrevimiento de su furia. Como muestra de su poder, ordenaron a Luna y Sol que acudiesen los días impares a su consuelo.

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