De vuelta

Estoy de vuelta.

El camino se abre entre olivos.

El rugido del tractor se mezcla con el saludos de los pájaros y el sonido tajante, irregular y hueco del hacha sobre la corteza.

Poco más tarde, ya puedo escuchar otros coches. Asciendo por la senda de asfalto.

A los lados, se amasa el silencio con la calma, aunque en ocasiones me sorprenda algún animal.

Aparece la tercera calle a la derecha y sigo ascendiendo. A un lado del camino pedregoso, el árbol. Me indica dónde termina el punto más alto. Desde ahí, todo es más llano y llevadero. Debo continuar. Creo que estoy en el camino correcto. La baranda y las escaleras lo atestiguan.

Ya está la mujer de la casa mojando la fachada y el suelo. La tierra del jardín sigue seca y los niños no juegan aún en la plazuela.

Subo las escaleras y abro la puerta.

Huele a casa, entra.

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