Algunas olas son caprichosas.
Van, vienen y rompen contra cualquier roca.
Otras buscan murallas o altísimos acantilados.
Indican el fin del mundo con una muesca y caen
sobre el océano arrastrando las huellas, la riqueza
del fondo marino e incluso leyendas marinas.
Cuentan que alguna vez, vieron a una dama
esperar al borde de todos los mundos. Inalterable
durante tantas nuevas lunas, se sentó aislada en la roca.
Ésta fue esculpiéndose a su imagen. Siempre mirando
al mar. Cuando subía la marea y ese cabrioleo llegaba
a lo más alto, se estiraba ambicionando rozar el rostro
de esta muchacha en formación rocosa y de ojos joya.
Mientras tanto, ellas van, vienen, rompiendo contra
cualquier roca, soñando, algún día, poderla tocar.
Es la magia de las leyendas… Espero que tus paseos por aquí sigan siempre siendo tan agradables. Tienes cada rincón para ti.
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“…soñando, algún día, poderla tocar”
Qué bonito.
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