Un refugio al aire libre
al lado de un jardín que despide
olores de sus rosas, lirios, claveles y damas de noche,
constantemente, mientras un manzano
regla su sombra y fruto maduro, en el centro.
Una fragata encallada
en aquella isla donde se disputan
las aguas alrededor y que sale a navegar
para cambiar la bombilla del faro
del continente en el extremo sur.
Un equilibrista atravesando la cuerda
en única función, sin red, ni arnés, ni tiempo.
Una vida encontrando aliento.
Un arrojo buscando un sueño al que empujar.
Un aguijón del insecto que produce
una reacción cutánea irreversible
durante horas, días, semanas o meses.
Un baúl lleno de palabras
en el que rebusco sin cansarme de jugar.
Un poema que cuento, que contaré
o que no podré versar.
Una historia que invento, que inventaré
o que no podré inventar.
Un vendaval que borro, borraré
o que me arrastrará; no se dónde me llevará.
Un camino por dibujar.
Una puerta por abrir.
Un verso por sumar.
Un refugio, una fragata,
un equilibrista, una vida,
un arrojo, un aguijón,
un baúl de palabras,
un poema, una historia, un vendaval,
un camino, una puerta o un verso
que sea crezca cambie viva
en otras miradas que no son la mía.