MNR 888

Airport. Foto: Thanapat Pirmphol. CC0 Public Domain.
Airport. Foto: Thanapat Pirmphol. CC0 Public Domain.

 

Allí me encontraba, una artista novel y desconocida, cargada frente al Bernabéu, a las doce de la mañana de un lunes tan ajetreado que mareaba los tubos portaplanos que tenía amontonados en la bolsa marrón que colgaba de mi espalda.

Corrí mirando en todas direcciones, imaginé entonces esos cervatillos cruzando las carreteras oscuras mientras pasan los coches con faros encendidos en plena noche, eso era, tal vez una cervatilla. Y no era una sola carretera, no podía contar si quiera cuántas había.

Salté buscando mi parada. ¿Quién dijo parada? ¡Estaba buscando la entrada de metro de Nuevos Ministerios! Julia Peral, mi compañera de stand en la muestra de ilustradoras a la que acababa de asistir, me había indicado que era la vía más fácil para dirigirme al Aeropuerto.

Seis paradas. No son demasiadas. ¿Eran seis? Bueno, bueno. Calma, Aurora. ¡Estarás pendiente! ¡Es la última parada!

Ese señor de mechón canoso no deja de mirarme, me está poniendo nerviosa.

—Perdone, ¿va hacia el Aeropuerto? —preguntó el señor de mechón canoso.

— Sí, ¿por qué lo pregunta? —contesté dubitativamente.

—Siento mi intromisión, lo he supuesto porque mira el reloj de forma continuada, ¿le importaría dejar este maletín en “Objetos Perdidos”? Venía de allí cuando me di cuenta que esto no era mío, iba de vuelta para devolverlo, pero si usted se dirige hacia allá… —explicó con calma y firmeza.

—Bueno, mmm… supongo… que si no me quita tiempo… Claro, es sólo para dejarlo allí, ¿verdad? —la incertidumbre me corroía, pero le contesté sin malicia.

— Sí, sí. Sólo es dejarlo. —afirmó, de nuevo.

 

12:00 /Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas.  Interior Terminal 4.

 

Tres sombras se reflejan deslizándose por el pasillo.

Se dirigirán a la Zona de embarque. ¡No puede ser de otra forma! ¡Esta vez no se puede escapar! ¡No podrá salirse con la suya! Seis años de investigación nos han traído hasta aquí. Ha sido el caso que me ha perseguido en los últimos años.

—Rodríguez, ¡a las cámaras de vigilancia! Lorente, ¡cámbiese y póngase en el puesto de control correspondiente al vuelo IB 6833! Llevaré la orden de arresto a la Brigada de Extranjería y Fronteras que se encuentre en la zona. Necesitamos más apoyos, no más problemas. ¡Siempre acabamos con las manos vacías y atadas con nuestras propias cuerdas! —articulé el discurso de carrerilla porque lo había ensayado mil veces.

—Pero, Benítez, no hace falta que nos grites. Tenemos unos minutos para ponernos en nuestros puestos —se quejó Rodríguez, el compañero que me había acompañado la mitad del tiempo de esta investigación.

—Rodríguez, creo que no es un buen momento para perder tiempo en la Zona de embarque. Otro día que estemos de patrulla, compañero, te traigo por aquí —bromeó Olmo, el recién llegado a la patrulla.

— ¡Cállate, Olmo! No te hagas el listillo ahora. Ladra a otro de tu tamaño, ¡novato! —contestó Rodríguez enfadado.

—¡Basta! ¡Es la hora! ¡Comenzamos la función en 5 minutos! —grité.

 

 

 

12:45 Interior Terminal 4. Facturación Iberia vuelo IB 6833. Destino Santa Cruz de Tenerife.

 

—Perdone: ¿dónde se encuentra la oficina de Objetos Perdidos? —me dirigí a la azafata que me estaba atendiendo con mi equipaje de Facturación.

—Sí, claro. Está situada en el vestíbulo de llegada y está abierto de 7:00 a 22:00 —me contestó tras consultar el ordenador, un momento, y teclear durante unos minutos.

 

Leerme tantísimas reglas, y tan precisas, sobre los pasos a seguir, para reducirse en media hora de espera y unos minutos en el mostrador. Facturar no es tan complicado, por mucho que cuenten las no sé cuantas mil páginas que me he leído al respecto.

Las medidas 55cmx40cmx20cm se han grabado a fuego en mi mente, porque mi equipaje de mano, no lo dejo por nada del mundo.

Aurora, vuelve en ti. Debes entregar el maletín de aquel señor en Objetos Perdidos.

 

13:00 Puestos de Control de seguridad.

No sé para qué me han pedido tantos datos personales al entregar el maletín en Objetos Perdidos, ya les dije no lo encontré yo. Bueno, espero que lo hayan anotado bien. La cola aquí es inmensa. Todo el mundo está esperando volver, o ir, o llegar… ¡Yo que sé! ¿cómo voy a saber dónde va cada cuál si no sé dónde voy?

Mi tarjeta de embarque ¿Dónde está? Aurora, ¿dónde la has puesto? ¡Sólo llevas la mochila y las veinte capas de cebolla! A ver, a ver… ¡Aquí!

 

—¿Es usted Aurora Abreu? —una voz profunda y dulce, como un jazz, dijo mi nombre.

— ¿Yo? Sí, aquí tiene mi documentación y mi tarjeta de embarque—que trabajito me costó no perder, la documentación y la atención.
—Tiene derecho a guardar silencio, a no declarar contra sí misma; tiene derecho a un abogado; tiene derecho a poner en conocimiento a un familiar o a la persona que desee y comunicarse telefónicamente; tiene derecho a solicitar asistencia jurídica gratuita y a conocer el procedimiento para ello, incluso si es para impugnar esta detención, pero momentáneamente, queda usted detenida —me soltó seguido, ¡como en las películas!

— ¿Cómo? ¿Yo? ¿Por qué? ¿Qué hice? ¿Dónde? —balbuceé.

—Creo que ese es nuestro trabajo —dijo con sarcasmo y una pizca de ironía.

—¿O eso era una broma? ¿Broma? ¡Esto no puede ser una broma, Aurora! ¡Te han detenido! ¿A quién vas a llamar? Pero, ¿qué he hecho?

 

—Pero, ¡qué he hecho! —grité a todo pulmón.

La única mujer que había se dirigió a mí, me miró malhumorada, como si fuese su peor dolor de cabeza, y me llevó a una sala en la que antes había estado: era la Oficina de Objetos Perdidos. Allí, en una de las oficinas centrales estaba el maletín abierto, en una mesa. Sin mediar una palabra nos acercamos, la oficial, o quien quiera que fuese, me hizo sentar a un lado de ella, justo frente a mí.

—No te voy a narrar mis seis años detrás de “Retrato de dama” de Sánchez Coello, un cuadro del siglo S.XVI que tras pasar a ser propiedad pública fue robado. Pero ¡cuéntame tú!, ¿por qué este maletín que dejaste en la Oficina de Objetos Perdidos hay una nota con mi nombre y el número de inventario del cuadro: MNR 888? —cuestionó sin tomar una sola pizca de aire.

 

Continuará…

 

 

Este relato tendrá, finalmente, tres partes…¡estad atentos! La segunda parte, ¡muy pronto!

11 comentarios sobre “MNR 888

      1. Además, te diré que no me gusta viajar en avión por todo el jaleo que implica… Esta historia me interesa porque alimenta mis ansiedades. Cuando ha cogido la maleta estaba pensando «¿pero qué haces? No lo hagas» y sin embargo tengo la sensación de que la buena fe pesa tanto ¡que hasta yo la hubiera cogido!

        Le gusta a 1 persona

  1. Me alegro mucho, Gema, de que pruebes con otros estilos. Hace unos años, me apunté a un taller de escritura creativa en mi ciudad y me gustó mucho. Lástima que se hagan tan pocos presenciales.

    Un abrazo y feliz semana.

    Le gusta a 1 persona

    1. Me llegó de sorpresa, sinceramente, ha sido un regalo. (Ya tenía alguna cosa escrita pero la poesía es mi debilidad)
      Siempre que se esté con muchas ganas de aprender se saca provecho así que espero aprovecharlo al máximo. 🙂
      Un abrazo. 😊🎈🎈🎈🎈🎈

      Le gusta a 1 persona

Los comentarios están cerrados.