
Se encienden las luces de la calle.
Se inician los primeros motores.
Un día tras otro
me sigue mostrando
la puerta hasta el siguiente.
Me abre paso
a otra realidad.
Una realidad vecina
que me hace avanzar cuerpo a tierra.
Como el agua que fluye por el río:
masivamente y colapsada
o silenciosamente y a rienda suelta.
Como el agua que sueltan
las mangueras enganchadas
a bocas cerradas
en calles transitadas
por gente que las deshabita,
en un instante.
Entonces,
no hay más realidad
que las divisiones imaginarias
de cada uno.
Gema Albornoz.
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Basada en una obra en https://emocionesencadenadas.com/.

Gema precioso poema.
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Mil gracias, Junior por tus lecturas y por tus comentarios.
Un abrazo. 🙂
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