Alguna vez miré
cruzar las estrellas
de río a río,
rozando el firmamento
entre hojas de rocío.
Aquella noche llevabas
el corazón en la mano.
Galopaban las ansias
de tenerte a mi lado.
Incluso me atreví a soñar,
mientras me besabas los labios.
Las estrellas cantan nanas
y el gorrión se mecía en lo alto.
Si alguien llamase a mi puerta
y no fuese la madrugada,
el sol debiera de ser,
para deslumbrarse como te soñé.