Asoma tu sonrisa a la ventana
y despliega tu melena por el balcón.
Colúmpiame sobre la masa niebla de mañana.
Entre la fronda verde arboleda de la esperanza.
Asoma tu cuerpo unos minutos, a la ventana, como
ya hiciste, mujer, de espaldas, al universo. Pude ver
ciudades a contra luz y calles de otros mundos.
Astros soñados por donde paseábamos de la mano.
Asoma tu sonrisa a la ventana, pero no demasiado,
para que no veas mi alma desde donde estés.