Paso suavemente mi mano
por la tapa.
Hasta que cruzo las dos
sobre el libro de mi vida.
El que sigo abriendo y cerrando.
En el que escribo
cómo quiero que pasen los días.
Siguiendo al pie de la letra
las ideas preconcebidas
que ya tenía.
Para después solaparlo
con sueños irremplazables.
De los que he ido tomando nota
en algunas de mis siestas.
Esas que me llevan a cruzar
cualquier mundo fantástico.
En los que se embarca
mi imaginación y mis miedos.
Orientando el viraje
al punto de vista opuesto
de la siguiente página en blanco.
EN LA POESÍA NO MUERDE.
Paso suavemente mi mano
por la tapa.
Hasta que cruzo las dos
sobre el libro de mi vida.
El que sigo abriendo y cerrando.
En el que escribo
cómo quiero que pasen los días.
Siguiendo al pie de la letra
las ideas preconcebidas
que ya tenía.
Para después solaparlo
con sueños irremplazables.
De los que he ido tomando nota
en algunas de mis siestas.
Esas que me llevan a cruzar
cualquier mundo fantástico.
En los que se embarca
mi imaginación y mis miedos.
Orientando el viraje
al punto de vista opuesto
de la siguiente página en blanco.