
En el cajón quedaron
dos cabezas sueltas.
Las máquinas se habían detenido.
Ya no se escuchaban
las manos a la par.
Sincronizándose,
ojo a ojo,
pelo a pelo,
piel a piel.
Cuerpos enteros a una caja sin fondo.
Cuerpos distorsionados
siguen firmes el proceso
en cadena.
En el cajón quedaron
dos cabezas sueltas
que cojo para meterme
en el bolsillo
y completar algún armatoste,
incompleto y pelele,
que me encuentre
por el camino.
Gema Albornoz
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Basada en una obra en https://emocionesencadenadas.com/.
Y te van a faltar cabezas porque te encontrarás a más de uno y a más de dos.
¿No quedaban maquinitas de esas que llaman corazón en ese cajón?
Muy bueno.
Abrazos y besos
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En el cajón no quedaba ninguna, pero imagino que si se rebusca mucho, algo habrá. Hay algunos cajones que tienen tantas cosas que nunca encuentras lo que quieres. 🙂
Abrazos.
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