
En aquella gota se encontraba mi universo.
Desde allí miraba al cielo azul
y apenas rozaba el suelo.
Desde allí escuchaba el eco del viento
que siempre jugaba a las escondidas conmigo.
Desde allí era normal que todo estuviese patas arriba
al menor contacto con cualquier sujeto identificado.
En aquella gota se encontraba mi quintaesencia.
Y no cayó en ninguna roca para partirla en dos.
Cayó en tierra para mezclarse con ella.
Gema Albornoz
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Basada en una obra en https://emocionesencadenadas.wordpress.com/.
no entiendo muy bien la diferencia entre organismo unicelular y pluricelular… me ha encantado.
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Me alegro mucho, Diego. 😀
Tampoco yo.
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Bueno…la fotografía es una pasada absoluta. No me extraña que el poema haya fluído así como la gota. Precioso, Gema.
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Estamos de acuerdo en lo de la fotografía.
Muchas gracias, Natalia. 😀
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El poema me pone la piel de gallina. Casi todo lo que escribes tiene esa habilidad; me toca muy de lleno. Y la foto, pues ya se ha dicho; es enormemente sugerente y de una belleza plástica casi indescriptible.
Un abrazo, maestra de las líneas.
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¿En serio?
Creo que ya va siendo hora de que me plantee dar el siguiente paso entonces.
Muchas gracias. 😀
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Totalmente en serio. Adelante con los pasos. 🙂
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Me pondré a investigar. 😀 😀
Mil gracias.
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