La mujer del cuadro
Soy la deuda contraída entre el sueño que habita y el que convive. No controlo el brillo del tiempo, el plano detalle, ni la aspereza del momento. Soy un rostro de diamante, demoledor mientras desaparece . Soy una mujer desdibujada en un expositor con muchas otras y aparezco en una distancia íntima.