El tal vez de los días
El corazón del día se vacía y, con suerte, se vuelve a llenar. Podríamos despedirnos de él como gotas de rocío entre hojas para correr su mismo acaso.
El corazón del día se vacía y, con suerte, se vuelve a llenar. Podríamos despedirnos de él como gotas de rocío entre hojas para correr su mismo acaso.