Un amor de tres días.
Una mentira que se alimenta
sola. Un trago que no
interrumpe la felicidad
instantánea de la burbuja
en los labios.
Un amor con noches cortas
y horas llenas de luz.
Un amor con fecha de
caducidad, durante el tiempo
que puede mantenerse fresco,
sin alterar su calidad.
Un amor de tres días que al madurar
cae y como cualquier fruto se
arruga con los días. Tres.