No encuentro puertas abiertas
pero cada mañana
me aseguro de abrir
todas las ventanas.
Al alba me aseguro
de quitar los pestillos
que en la noche trabo.
Me gusta dejarlas abiertas
durante horas,
sin contarlas,
dejando que entre el ocaso,
si quiere.
Y cuando lo hace,
entra la bruma naranja
y me dejo abrazar
por la espalda.

Gema Albornoz

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