
Volaban libremente
los mensajes que envié
hasta ti.
Que llegaron sanos y salvos
a su destino.
Corrían al viento
las ganas de ti,
que volvían como locas,
los viernes por la noche.
Hasta que tropezaban,
una y otra vez,
contra las vigas del techo
que nosotros pusimos ahí.
Paseaban descuidadas,
sin mirar a los lados,
por si por casualidades extrañas,
pasabas tú y tu ego a caballo.
Entonces mis mensajes,
mis ganas y mi descuido,
cogiesen algún atajo desquiciado
y no el camino más lento y largo.
Gema Albornoz
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Basada en una obra en https://emocionesencadenadas.com/.
Me ha encantado. Lo has escrito precioso.
Besos
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Gracias, Paloma. 🙂
Un abrazo.
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[…] Origen: Tarde o temprano […]
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Tuviste suerte que no cambiara el viento.
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Tuve suerte pero no siempre el viento trae noticias, de vuelta, para mí.
Un saludo.
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