
El deseo camina,
apresuradamente,
por cualquier callejón estrecho,
en el que dos cuerpos flotantes
casi llegan a rozarse.
Pero se detiene,
repentinamente,
cuando uno se eleva
demasiado.
El otro se quiere elevar
pero no puede llegar.
No puede más alto.
El deseo se vuelve
para atrás.
Se vuelve a acelerar
cuando se quedan
a la misma altura
y se comienzan a frotar.
Gema Albornoz
Esta obra de Gema Albornoz está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 4.0 Internacional.
Basada en una obra en https://emocionesencadenadas.com/.
ufff con el fresquillo que hace, que calores me entraron
un beso
Me gustaLe gusta a 1 persona
Jajaja.
Un beso.
Me gustaLe gusta a 1 persona