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Cuando la membrana que cubra tus miserias
sea una liviana capa calada
podrá ventilar adecuadamente
los rincones donde antes no alcanzaba
llegar el aire fresco.
Cuando esa tela se desgaste
por el roce del contacto,
del tacto y del poco tacto.
Entonces la dejarás caer.
Primero acostúmbrate
a ver entre agujeros.
Déjala caer sola.
La venda de seda caerá.
Sola.
Gema Albornoz
Esta obra de Emociones encadenadas está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 4.0 Internacional.
Basada en una obra en https://emocionesencadenadas.wordpress.com/.
Muy explícito y envuelto en sutilidad, como la venda de seda. Sólo hay que dejarla caer……. Gema, si quieres pasarte por mi blog, eres participante de mi última entrada. Besos, sin venda!
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Eso pretendía, Natalia.
¿Soy participante? Me paso ahora mismo. El tiempo, necesito algo más de tiempo… pero voy para allá. 😀 😀
Besos.
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Dale la vuelta al tiempo! 🙂
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Jajaja.
Eso quisiera más de una vez al día.
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Muy chulo, Gema. ¡Qué cambio le has pegado a tu blog!
Cuando tenga un ratillo lo miraré con más calma.
Un abrazo.
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Gracias, Javi. 😀
Hemos crecido los dos juntos. Digamos que he ido soltando algunas vendas que no necesitaba y mucho menos mientras escribo poesía.
Un abrazo. 😀
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