Sin noticias relevantes iba a hacer la compra con la intención de llenar la nevera y el ánimo de los días, cuando me he cruzado con quien llevaba el mando de las horas del viernes en su bastón. La responsabilidad pendía de su sombrero y su mascarilla. He imaginado la salvación de su mano. Lo he imaginado levantando a quienes aún duermen, con tan sólo un movimiento. Un director de orquesta experimentado en mover las manos y anunciar que este es el momento de actuar. Un profeta. No saldrá en las noticias, ni en las actualizaciones de sucesos del día, aunque gobierne las calles con su poder y las calles sigan abriéndose a sus pasos.