Una de las ocho maravillas naturales del mundo

En el núcleo interno de la Tierra
se escabullía tu nombre.
¿Cómo iba a desenterrarlo?
¿Acaso podría adivinarte y verte a través
de su corteza o del manto que la cubre?
De vez en cuando, te entretienes bailando,
en la cara azul y blanca de la Luna. Allí,
tu nombre danza mirándome. Mientras aquí,
mi imaginación vuela e intenta alcanzarte.
A cada vuelta, un motivo para pensar que
puede lograrlo para nombrarte una de las
ocho maravillas naturales del mundo.