El sol baila en los pámpanos,
la luna mima sus yemas,
la brisa acaricia sus bayas,
las almas mecen la tierra.
La cepa llora, brota y se envera,
madura y duerme al rendirse
a la primavera.
Reposa y sueña
con ser
néctar que baile en los labios,
de quienes canten por alegrías y fandagos.
No es el sueño de un nuevo día
sino una ilusión de por vida.
El vino cuenta leyendas
que acercaron a dioses y humanos
en la lejanía.
Osiris brotó magia en la cepa,
llenó los delgados sarmientos
de zarcillos y yemas.
Dicen que Dionisio aún pasea por la vid,
abraza el tronco y se acurruca allí.
Baco hizo del arte un cultivo.
Cultivo de cultivar el regocijo.
Junto con Hathor, nos enseñó a embriagar
la noche y el día, de palmas, música,
jolgorio, fiesta y alegría.
El sol baila en los pámpanos,
la luna mima sus yemas,
la brisa acaricia sus bayas,
las almas mecen la tierra.
Las mismas que se embelesan
con los caldos de la tierra
cuando al tocar en boca
solean historias
y al arte invocan.
Recitado durante la Presentación de Semavin 2019. 8 Noviembre. Aguilar. Córdoba.