Dale la vuelta al Sol
y tómate el tiempo que necesites
para ello.
De ella dependerán
los días y las noches
de quienes te miren.
Convertidos en piedra
se estrechan a tu alrededor,
formando diversas aureolas.
Te nombran diosa
entre las diosas.
Tras erigirte santuario virgen
anhelan ser sacrificio
para la divinidad de tus lágrimas.
Levanto mi espíritu
—como ya pidiera Dios a los israelitas—
para ser grata a tus ojos.
Da la vuelta al Sol.
Levanto mis brazos
y elevaré mi espíritu,
mientras tanto.
Gema Albornoz
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