Cuando un tú se multiplica.
Cuando ser rosa te revela espina.
Cuando tú pero nunca aquí,
más.
En aquellos días,
la monstruosidad
aún era pequeña
y silbaba.
La niñez se levantaba,
cadavérica,
a inclinar tu fotografía.
Sacudía tu mundo
y la película paralela a mis pies.
Pies ajenos a la vigencia
y su cabida.
No encajan.
Cuidado.
Esa corriente que fluye,
persiana baja,
párpados suben.
Cautela.
Un lienzo.
Vas hacia él
desde dentro.
Gema Albornoz
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