Hasta el borde
y a punto de rebosar.
Llega el fin
y acaba de empezar.
Tabula rasa.
Mi experiencia no nació
en parto natural.
Seguí el rastro de cada ruido
y guardé sus vibraciones
y silencios.
Me escondí tras cada proyección
y capté por mi ojo
aquello que recibía
y expulsaba.
Anoté con timbre oficial
cada localización,
paraje durante la fulminación,
de mi idea pretenciosa
de un mundo con aspiraciones
de quietud y sosiego,
tan difícil de alcanzar.
Un día al levantarte:
hasta el borde,
a punto de rebosar.
La credibilidad
en un linaje
sin lazos,
sin escrúpulos,
ni raíces:
la humanidad.
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