Fue entonces,
cuando el globo de aire
—Montgolfier—
se alzó poniéndole cara
al Palacio Real de Madrid.
Fue entonces,
cuando rodó la cabeza
y colgaron esas manos
—aún hundidas en el corazón de Marat.
Fue entonces,
cuando abrieron las puertas
del limbo parisino
donde van las almas
para el vibrar de ojos y piel.
Fue entonces,
que reclutó en la Marina
joven aguilarense.
Sobre cubierta
reyertas, nervio,
audacia y sangre fría.
Cinco años ausentes de miedo
cargando el casco,
la proa, la popa y la ropa
de valor.
Encamó y se negó
a médica inquisición
pues se llamaba Ana María.
Le agradecieron la hazaña.
La retiraron con dos reales de vellón diarios.
Pudiendo emplear colores de batallón
en sus ropajes de fémina.
Una hazaña.
¡Vaya gesta!
Ana María Soto Alhama,
primera mujer Infante de Marina del mundo.
Una hazaña.
¡Vaya gesta!
Fue entonces,
cuando el globo de aire caliente,
cuando rodó la cabeza,
cuando abrieron las puertas del limbo parisino,
que reclutó en la Marina
joven aguilarense,
escribiendo en una página
y cambiando su historia.
Gema Albornoz
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Esta obra de Gema Albornoz está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 4.0 Internacional.
Basada en una obra en https://emocionesencadenadas.com/.

P.D.: Tengo un libro que recogía esta leyenda pero mi alegría se multiplicó al encontrar este enlace: La primera mujer que sirvió en los Batallones de Marina. 😀 😀

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