Ida y vuelta a Myanmar

Fischer. Foto: Peggy und Marco Lachmann-Anke. CC0 Public Domain.
Fischer. Foto: Peggy und Marco Lachmann-Anke. CC0 Public Domain.

Retrocedí en el tiempo
y avancé miles de kilómetros
en el espacio.
Rodeada de casas de bambú,
de templos de madera,
de olor a fibra vegetal.
Seguía sentada,
como una cesta de red,
en el escuálido bote
que dirigían con un solo pie
por el Lago Inle.
Toqué las hojas
de jardines flotantes
y salté construyendo los cimientos
de un nuevo hogar.
Me enamoré.
Más. Tanto
que me topé con Mai Wunna.
Se presentó como Nat
y me avisó de ser imperceptible
en el mundo mortal —real.
Me habló de su corazón roto
y me invitó al Monte Popa
a un banquete de flores.
Siempre que el mío dejara de latir,
rompiendo y depositando,
belleza alguna,
en su último latido.
Al sentir la luz
de aquel día y aquel lugar,
viajé volviendo atrás.
Ubiqué dónde venía al mundo
otro tipo de amor.
Volví de Myanmar
con todas mis grietas
hilvanadas.

Gema Albornoz

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🔍🔍🔍Cuenta una leyenda que Byatta, quien tenía que recoger flores frescas para el Rey de Bagan, se enamoró de Mai Wunna, una ogra comedora de flores de Popa. Byatta fue ejecutado y Mai Wunna murió de corazón roto. Terminaron convertidos en Nats. (espíritus de gente que muere de forma violenta)

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