
Pasó fugazmente
una sonrisa
en la que quise aterrizar.
Perdí un par de casualidades
anteriores.
Quería mirarla a los ojos
y adivinar su color
—de entre cien tonalidades.
Recordé que me tachaban
de ente racional.
Justo cuando me hiciste perder
la cabeza
—al girar la tuya.
Creo que grabé,
a diferentes velocidades,
el momento en el que alzando tu rostro
tu mirada se clavó en la mía.
Ya era la única que vislumbraba.
Tu silueta había pasado caminando
entre mis ilusiones ópticas
—con forma de as de espadas—
y una pared contenta
por tenerte sobre ella.
Pasó fugazmente
una sonrisa.
Fascinada,
le pedí un deseo:
seguir sorprendiéndome
al verla pasar.
Gema Albornoz
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Basada en una obra en https://emocionesencadenadas.com/.
Hola Gemita,
el peso de las sonrisas ha perdido mucho valor en estos días que nos llegan. Por unas cosas y otras, es de agradecer que las letras le dediquen ese hueco que parecen haber perdido en muchas personas, gracias por compartirlo y hacérnoslo recordar.
Un fuerte saludo. Ten un gran finde 🙂
Nos vemos en los recuerdos.
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Gracias a ti, Enriquito, por tu comentario.
Afortunadamente, aquellas cosas que se pierden o se olvidan siempre tendrán cabida en la poesía.
Que disfrutes del fin de semana.
Un abrazo. ☺🎈🎈🎈🎈🎈
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