
Cada vez que cruzo
al otro lado de mi jardín,
correteo por el césped
y me tumbo bocarriba.
Sintiendo la fragilidad
de mi aliento libre,
cuando tiene aire
para rodar a sus anchas.
Cada vez que cruzo
esa puerta de madera,
se me clavan las astillas
a la piel.
Y ya no es inofensiva.
Se reviste de una fina capa
llena de miles de espinas,
preparadas para cualquier tipo de ataque.
Cada vez que cruzo
al otro lado del jardín,
cruzaré para continuar.
Gema Albornoz
![]()

Esta obra de Gema Albornoz está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 4.0 Internacional.
Basada en una obra en https://emocionesencadenadas.com/.

Debe estar conectado para enviar un comentario.