Atravesar el día
como la agachadiza real.
Atravesar la noche
como el carricero tordal.
Realizar vuelos cortos
o extensos.
Prolongar las acrobacias
con el aire.
Seguir las tres reglas:
elevarse para ver con claridad,
evitar a las aves de presa
y no sobreexponerse al esfuerzo.
Saber que la altitud extrema
se registra barométricamente
para todo tipo de vuelos
migratorios y maratonianos.