He estado contando las nubes
mientras se acercaba el día.
Vuelvo donde las cuentas están saldadas
y los dedos cuadran.
Algunas se revuelven contra mi orilla.
Levantan la marea
y mis adentros se viran.
Tiran y tiran.
Las dejo ir.
No me deben su mano.
Ni espero su abrazo
a la vuelta.
Tiran y tiran.
Me hacen atravesar el bosque.
Y las dejo ir.
Buen oficio el de contadora de nubes y buen poema.
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Uno para apuntarse a él.
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Qué bellos símil. Me recuerda un sueño.
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