Por la senda de margaritas florecidas

El agua corre caliente por mi mano,
como un niño.
Es agua fría por la tuya.
A ninguna se le impide andar.
Ni frío, ni calor, ni principio, ni fin.
Se escurre entre guijarros,
entre las piedras del camino,
senda de margaritas florecidas,
desde tu patio hasta el mío.