
Meneando tus patitas,
muy coqueta, mariquita,
llegas hasta tu cima favorita.
La hoja sin color se queda
cuando te posas sobre ella,
le traes suerte, de la buena.
Una escena de mal presagio
si alguien pretende hacerte daño
y aun así, abres tus alas con simpatía de reparto.
Gema Albornoz
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Me encanta hagas poesía de la dulce y sin par mariquita. Abrazos
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Es de mis bichitos favoritos, Manuel.
«La dulce y sin par mariquita» , se merece una, dos y tres poesías. ^^
Abrazos.
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Qué arte tienes, Gema¡¡¡. Preciosa poesía.
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Gracias.
Con comentarios así me vas a ruborizar. 😀 😀
Un auténtico placer que las disfrutes. 😉
Un abrazo.
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Ruborizate, ruborizate, la que vale, vale. Un abrazo.
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😀 😀
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Es verdad que son coquetas, tan redonditas y con ese trajecito de lunares.
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Jajaja. ¡Coquetísimas! Leyendo tu comentario, me reía porque es cómo las veo, me faltaron los zapatitos de tacón. Jajaja.
Un beso, Eva.
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Sí, sí y el moñito 🙂
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