Puede que nadie
—ni yo misma—
crea
la veracidad de estas líneas.
Escritas mirando a un infinito vacío.
Con tu risa dividiendo el horizonte
para susurrar la inclinación correcta
de mis letras.
Rodeada por tu brazo,
en un lugar donde el ocaso
es refugio,
el refugio es nuestra historia
y ella, poesía.

Puede que nadie,
por mucho que lea y relea,
crea en la veracidad de estas líneas.

Entre mis manos las doblo, cuando tiemblan.
La sensación no pasa,
vuelvo a leer desde el principio.
Mientras escuchas
no sé si retumba atrayéndote hacia mí
o haciéndote partícipe de esta melodía
reproducida en bucle.
Hasta que vuelvas a mirarme,
a los ojos,
y leas toda la verdad.

Descubriéndolas.
Descubriéndome.

Gema Albornoz

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