Oh glorioso y humilde San Nicolás María Alberca
que en tu hábito el cordón ciñó:
pobreza, castidad y obediencia,
las Cinco Llagas de Cristo,
las huellas hacia el servicio.
Con corazón franciscano,
Madre Piedad y Dios Sacramentado,
te pedimos que inspires en nosotros
el fervor de tu fe,
amor sin prejuicios
y la fortaleza para abrazar el madero.
Tú que en tu pecho yace el martirio
por la gloria del Señor,
intercede por nosotros ante el Altísimo,
para que, como tú,
podamos permanecer firmes
en medio de obstáculos,
pruebas y adversidades.
Enséñanos a encontrar paz en la cruz,
la fuente de toda esperanza y consuelo.
Y ayúdanos a vivir, con espíritu gozoso
llevando tu nombre y tus obras
a quienes caminan junto a nosotros,
como signo del Reino de Dios.
San Nicolás María Alberca, ruega por nosotros.
