Moliendo Versos| Mundiario

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Este año se celebra el VII Ciclo Poético Moliendo versos, coordinado por Pilar Sanabria, durante septiembre y octubre 2024 en los molinos cordobeses y actividad paralela de Cosmopoética 2024.

En ocasiones, consideramos a la poesía un ente excelso casi imposible por llegar al público general. No hablo de masas, de esas que llenan salas de conciertos y otros eventos con un tirón que ni las gomas más elásticas. Hablo de tu panadero, la cajera del supermercado, la camarera del bar de enfrente y aquellos que trabajan en turnos dobles, partidos y nocturnos. 

Ya es la séptima ocasión, en la que Pilar Sanabria Cañete dirige este ciclo poético, a pesar de las trabas e impedimentos, dificultades y poco presupuesto para ello. Una actividad organizada y patrocinada por el Real Jardín Botánico (IMGEMA). Este año lo ha coordinado Cuéntame Eventos & Comunicación y acompañado musicalmente por la Escuela de Música «El Cascanueces» y Clamian Music. 

Pilar Sanabria ha conseguido que la poesía se vincule con los molinos cordobeses. Lugares vinculados con la historia cordobesa, en la que primero se recolectaban granos, se limpiaban las impurezas, en la que las piedras móviles del molino se giraban manualmente para triturar los granos y se tamizaban para separar las harinas del salvado. Un proceso que se repetía hasta obtener la cantidad y el tipo de harina deseada. Pienso entonces, que de la misma manera, la poesía se cobija en una inspiración, una emoción que el (la) poeta necesita expresar de alguna manera. Quienes eligen las palabras y las organizan en versos, cuidando la métrica, la rima y cadencia. Se leen y se ajustan las palabras para mejorar la fluidez y el impacto emocional que se quiere (o se pretende) causar. Y por último, se repite el proceso de revisión hasta que el poema queda con la forma y mensajes deseados. 

Sanabria logra organizar un ciclo poético, con poca visibilidad en los medios, con un presupuesto escaso pero con mucho mimo y esmero, soy consciente de ello, porque lo he vivido en primera persona. 

Este año, era una actividad paralela de Cosmopoética 2024 y aunque se ha anunciado de esa manera, no había ni un atisbo de ella durante el ciclo. Sí, una pequeña crítica, por supuesto, no a quien ha mimado este ciclo. Aún así, las noches en el Molino de la Alegría y en el Molino de Martos han tenido buena acogida. Un número prudente de personas se. han acercado al mismo a participar durante los dos fines de semana que se ha realizado. De esta manera el viernes 27 de septiembre, a las 20:30 horas, en el Molino de la Alegría se disfrutaban de los versos de Alberto Díaz-Villaseñor, Mari Cruz Garrido y David González Lago.

El sábado 28 de septiembre, a partir de las 20:30, en el Molino de Martos, sería la ocasión para escuchar a Gema Albornoz, Eva Durán, María José Mures.

El viernes 4 de octubre, en el Molino de Martos  tendrían la oportunidad José M’ Molina Caballero, Soledad Raya y Antonio José Muñoz Béjar y por último, sábado 5 de octubre, a las 20:30, en el Molino de la Alegría, participarían Antonio Agudelo, Rafael Calero  y Jacob Lorenzo. 

Sé de buena tinta, que la poesía de cada noche, era diversa y aunque diferentes en naturaleza, ritmo o sentido, han compartido la esencia de transformación y el perfeccionamiento a través del esfuerzo y dedicación de sus autores. 

Un ciclo, que como los propios poemas de los y las autores participantes, tienen una extensa preparación, que ha requerido del esfuerzo de su directora Pilar Sanabria para transformar esa primera idea de llevar la poesía a la ribera del río, a lugares emblemáticos y rústicos del mismo, en un producto final. Donde ha tenido que realizar una selección de poetas, este año, en homenaje a André Breton y Anne Sexton y centrado en visibilizar poetas de la provincia de Córdoba. Que aunque parezca que no, seguimos existiendo. Y que durante dos fines de semana, ha llenado esos lugares llenos de historia, con poesía viva y audaz, erótica, tradicional, cruda, visceral y profunda. Poesía que ha resonado entre esas piedras con imágenes poderosas y metáforas como la propia experiencia personal de vivir una noche en un molino de la ribera del Guadalquivir.