Y en ese instante

De vuelta a casa

había más de un asiento

de distancia, entre el joven

de barba y yo. Él, a un dedo

del amor y yo, a un dedo pulgar

de un alma. Por un momento, pensé

escribir a Lola ❤️❤️.

―No pierdas de vista a ese chico

que mira tu foto de perfil,

agrandándola y deteniendo

los minutos en ella―.

Las ruedas rodaban a su pesar.

Y en ese instante, he visto

al amor, en el asiento de delante.

No fue convicción propia ni fantasía.

Aún lo sé.

¿Cómo cruzarse con esa intimidad anónima

sin creer en el amor?

En casa, siento que las raíces del mío

hayan encontrado tal fruto hasta

sacudir mis propias ramas. Elimino

cualquier pretensión y sueño en

construir la complicidad con una

divertida y segura sonrisa

al verme aparecer.

Y en ese instante,

haya espejos de por medio.

Y en ese instante,

nos reconozcamos.